lunes, 20 de julio de 2009

Cuando el séptimo arte y la gastronomía se encuentran: cine gourmet (1 de 3)


El cine es un arte que como todos sabemos, tiene poco más de un siglo de historia, sin embargo, la gastronomía existe desde que el hombre es hombre. Pintores como Cezanne, con sus famosos bodegones; o Da Vinci con su última cena; han expresado con su arte, esa estética innegable que tienen los alimentos de los que nos servimos, y todo lo que le rodea al ritual: cestos, cubertería, vajillas, manteles, copas, mobiliario, iluminación. Elementos que crean atmósferas capaces de llevar al ser humano a lo sublime, a lo sagrado, al mismo tiempo a lo erótico, a sucumbir a la tentación a los placeres terrenales, nos invitan a rendirnos a auténticas experiencias sensoriales: olor, sabor, tacto, vista, e incluso oído. Son atmósferas que pueden seducir reyes, conquistar masas, sellar grandes negocios, alegrar nuestras existencias o incluso amargarlas.

Además, la gastronomía siempre me ha parecido una auténtica manifestación cultural, una de las más perfectas expresiones de identidad de los pueblos, de sus costumbres, de las características particulares de la tierra que provee sus frutos, de la coyuntura histórica de las naciones. Las mesas de nuestros hogares reflejan muchísimo más que lo que está a simple vista, sin darnos cuenta, expresan cosas como la época del año en que se vive, o la religiosidad de los comensales, se pueden descubrir muchos aspectos del carácter de una persona simplemente observando sus hábitos gastronómicos. Por eso cuando he tenido la oportunidad de viajar, el momento que más me ha gustado es comer con las familias de mis amigos suecos, italianos, alemanes o españoles, creo que es una de las más bonitas maneras de conocer el mundo.

Entonces, cuando el cine se interesa por la gastronomía, tiene como resultado un tipo de film que despierta del todo mi interés. Quisiera compartir con quienes pasen por aquí, una selección que he hecho de 15 títulos del séptimo arte, en los que la gastronomía desempeña un papel importante, aquí van los primeros cinco:

01.-"Vatel", Roland Joffe, 2000, Reino Unido-Francia.

Nos relata el difícil compromiso en el que se ve involucrado el célebre cocinero francés del siglo XVII François Vatel (creador de la crema Chantilly), cuando su patrono, el Príncipe de Condé, debe recibir al Rey Luis XIV de Francia y a toda la corte de Versalles durante un festejo de 3 días y 3 noches. Condé espera que el Rey quede tan satisfecho como para que lo ponga al mando de las tropas que combatirán en la incipiente guerra contra Holanda.

Vemos entonces como Vatel, quien declaraba su deseo por lo absoluto, por lo sublime, por lo perfecto, despliega sus extraordinarias habilidades como chef ejecutivo, para organizar, con tan sólo 15 días de antelación, un banquete de 03 días y 03 noches, de más de 80 platos y que sea capaz de satisfacer y sobrepasar las expectativas del monarca y su corte.

La película es un alarde de producción, con bellísimas puestas en escenas, vemos unos preciosos buffets, faisanes, perdices, frutas exóticas, vestuarios, y una recreación de los famosos espectáculos que organizaba Vatel para sus comensales, con ballenas mecánicas, valkirias, y un sin fin de números artísticos.

Es también una reflexión sobre la libertad, Vatel amaba su trabajo, pero jamás se privaría de ser libre, no había ni reyes, ni príncipes ni condes que pudieran privarle de su libertad.

02.-"Deliciosa Martha", Sandra Nettelbeck, 2000, Alemania.

Nos encontramos con Martha, una guapa jefa de cocina de un elegante restaurante de Hamburgo. Algo neurótica y obsesionada con su trabajo, el cual desempeña buscando infatigablemente la mayor precisión. A Martha le cambia totalmente la vida cuando su única hermana, que es madre soltera, muere en un accidente automovilístico. Martha debe entonces hacerse cargo de Lina, su sobrina huérfana, quien está en shock por la reciente pérdida de su madre. La adaptación entre Martha y Lina no resulta nada fácil, especialmente porque van descubriendo que son muy parecidas, a las dos les gusta cocinar y son rabiosamente perfeccionistas, el toque simpático lo da Mario, un cocinero italiano que contratan en el restaurante de Martha, y quien al principio no es muy bien recibido, pero luego sucumben a sus estereotipados encantos que incluyen pasta, y canciones del país de la bota.

03.-"Como agua para chocolate", Alfonso Arau, 1992, México.

Adaptación del libro de Laura Esquivel. Aproximación al realismo mágico, con toques surrealistas. Ambientada a principios del siglo pasado, nos cuenta la historia de un amor fallido, que es truncado por una malévola madre que decide que su hija menor no puede casarse sino que debe permanecer soltera para cuidarla a ella, entonces su amado accede a casarse con la hermana mayor, sólo para poder estar cerca de su verdadera pasión.

Todo lo anterior está aderezado con unas interesantes metáforas entre la deliciosa y sensual gastronomía mexicana y las situaciones que se desarrollan en el film. Se me antoja que Arau quiso plasmar algunas influencias de Buñuel o de Ripstein.

04.-"El festín de Babette", Gabriel Axel, 1987, Dinamarca.

En el siglo XIX, nos situamos en el seno de una remota aldea puritana danesa. En ella viven dos ancianas hermanas, hijas de un fallecido sacerdote de la aldea, solteronas, ya que movidas por su rígida y profunda fe, decidieron renunciar a los placeres carnales, y al amor.

Un día llega a sus vidas, Babette, una refugiada francesa que huye de la cruenta guerra que azota su país. Babette llega recomendada por el amor de juventud de una de las ancianas, y trabajando como sirvienta, se integra rápidamente a la introvertida, rigurosa, y ultra-religiosa vida de la aldea.

Pero un día Babette se gana un premio de lotería, y decide regalarle a la aldea un banquete al estilo auténticamente francés, Babette trae desde su país para la ocasión todo tipo de insumos necesarios para su cena francesa: una inmensa tortuga para hacer sopa, miles de codornices, que preparará en una cama de hojaldre en una receta llamada "Codorniz en sarcófago", los mejores vinos galos, champán, trufas y todo tipo de manjares típicamente franceses.

Una magnifica puesta en escena, y una hermosa reflexión sobre la modestia y sobre como el arte de la cocina puede regalar felicidad, despertar los sentidos y darle rienda suelta a la alegría, incluso a un grupo rural de puritanos daneses.

05.-"El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante", Peter Greenaway, 1989, Reino Unido.

Una de las obras cumbres de Greenaway, este director británico que según mi opinión, experimenta tanto con la imagen, que hace de ella una experiencia más cercana a las artes pictóricas que al cine. El film nos cuenta la historia de un ogro que es dueño de un restaurante, y que aterroriza a todo su entorno, a todo lo que toca.

La cocina del restaurante es más parecida a uno de los bodegones de Cezanne o a un cuadro de Velázquez, que a uno de un restaurante real actual, la fotografía es impresionante, con ese inmaculado blanco cuando entran a los cuartos de baño y ese rojo de ira de los salones comedor.

Violencia, antropofagia, repugnancia, venganza, inquietud (el niño ayudante de cocina que canta, albino, y con estética siniestra, me erizaba la piel), pero quitando esta estética tan recargada, ese interés más por la imagen y forma que por lo narrativo; la película nos ofrece una experiencia cinematográfica bastante original, aunque claro, en este viaje queda excluido totalmente al final el placer de la gastronomía.

Bueno, esas fueron las primeras cinco, de quince en total que he seleccionado. Dejo la lista de hoy:

01.-"Vatel", Roland Joffe, 2000, Reino Unido-Francia.
02.-"Deliciosa Martha", Sandra Nettelbeck, 2000, Alemania.
03.-"Como agua para chocolate", Alfonso Arau, 1992, México.
04.-"El festín de Babette", Gabriel Axel, 1987, Dinamarca.
05.-"El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante", Peter Greenaway, 1989, Reino Unido.


¡Buen provecho!

Nota: Post dedicado especialmente a todos los amigos que se dedican a ese hermoso arte que es la cocina, y a quienes admiro tanto. Un cordial saludo a mi amigo Chef Orlando "Yayo" Amaro, Executive Cheff de Pamplona Tapas Bar en Lafayette, EE.UU.

jueves, 16 de julio de 2009

Encendiendo las candilejas de nuestras conciencias



Limelight (Candilejas). 1951. Escrita y dirigida por Charles Chaplin

Hoy tuve la oportunidad de disfrutar de "Limelight", uno de los títulos más grandes e importantes de la filmografía del genial Charles Chaplin. Realizado en el año 1951, vemos en el film a un Chaplin ya bastante mayor, que interpreta al entrañable comediante "Calvero", vieja gloria del humor teatral, venido ya a menos, relevado por nuevas generaciones de las artes escénicas.

Calvero es prácticamente alcohólico, ya que considera que sólo en tal estado es cuando aflora su mejor humor, cuando es más divertido. Un día, borracho, de regreso a su casa, le salva la vida a Terry, una hermosísima bailarina, quien ha perdido toda esperanza, sufre de afecciones psiquiátricas que le producen parálisis de las piernas y no tiene ningunas ganas de vivir.

Entonces Calvero, a pesar de estar bastante derrotado en la vida por la decadencia profesional que le está causando su edad avanzada, es capaz de despertar en Terry nuevas ilusiones, nuevos anhelos. El entrañable payaso al borde del retiro, le habla a la joven bailarina una y otra vez de las hermosas posibilidades que plantea la existencia, de lo bella que es la vida.

Eso, en estos tiempos que corren, es invalorable como mensaje artístico, vemos como Chaplin nos plantea su fe en el mundo y en la humanidad. Es optimista, nos exhorta a luchar pacificamente por nuestras ideas, por encontrar ese talento que todos tenemos, siempre a respetándonos los unos a los otros.

Su visión luminosa choca con los mensajes oscuros, nihilistas, violentos y fatalistas de los directores actuales, lo cual no quiere decir que la obra de Chaplin no esté llena de denuncia social, de sarcasmo, de secuencias dramáticas, de niños hambrientos abandonados, de pobres marginados, de obreros explotados, de agudísimas críticas a la burguesía, de llanto y tristeza; pero las historias y personajes chaplinescos suelen tener giros y transformaciones en los que termina por aflorar la bondad, la honestidad, la paz, el amor.

Transcribo una parte del guión de "Candilejas" que me gustó especialmente. En la secuencia, Terry recién acaba de despertar de su intento de suicidio, y le pregunta a Calvero los motivos por los cuales no la dejó morir. Un borracho Calvero (Chaplin) le responde lo siguiente:


"La conciencia humana tardó millones de años en crearse,

¿y usted quiere borrarla?

borrar el milagro de toda existencia,

cuando importa más que cualquier otra cosa en el universo,

¿qué hacen las estrellas?

nada, aparte de quedarse fijas en su eje,

¿y el sol?

lanza llamas a 450 mil kms. de aquí, ¿y qué?

gasta todos sus recursos naturales

¿acaso el sol piensa?

¿o tiene conciencia?

No. Pero usted, si
" (Charles Chaplin, Limelight, 1951)



Chaplin nos habla de "Conciencia", que maravillosa palabra, ojalá todos tuvieramos un poco más de ella. La RAE la define como:

"Propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta."

Entonces vemos que Calvero apela a la conciencia de Terry para devolverle las ganas de vivir, para convencerla de que todos tenemos valores intrínsecos que hacen que nuestro paso por este mundo sea una experiencia que vale la pena. Terry a su vez también logra que Calvero apele más a su conciencia, despertando en él de nuevo su creatividad, animándolo a generar nuevas ideas, alejándolo del alcohol, hasta que el encantador Calvero acaba demostrando su valía y su dignidad en la tercera edad.

Maravilloso film de Chaplin, aderezado con divertidísimos gags del maestro que incluyen un circo de pulgas, o un magnifico acto de comedia musical con el gran Buster Keaton.

Le agradezco haber sido hoy la voz de mi conciencia.

lunes, 6 de julio de 2009

Factótum: persona que desempeña todo tipo de empleos, menos el que desea.



Quizá la obra más célebre de Charles Bukoswki, claramente autobiográfica. En Factótum, el autor relata a través del personaje de Henry Chinaski, su alter ego, la lucha que tuvo que librar durante su juventud para abrirse paso como escritor mientras subsistía realizando una serie de empleos miserables; mantenía relaciones con sórdidas y rotas mujeres y cargaba además con un serio problema de alcoholismo.

El relato empieza en New Orleans, aunque podía haber empezado en cualquier otra de las numerosas localidades donde vivió el protagonista durante esa época. Lo vemos invariablemente obtener, y casi inmediatamente perder; una serie de trabajos de muy poca monta, empleos desagradables, hostiles, los que nadie quiere desempeñar, deprimentes, que hunden más a nuestro protagonista en su adicción al alcohol, en su apego a escribir, y en su conducta autodestructiva. Al mismo tiempo, su paso por estos trabajos miserables, hacen que Chinaski en su historia sea la voz de los marginados, de los borrachos, de los desempleados, de los obreros y de los económicamente deprimidos: los que nadie quiso ayudar de verdad, los que sobran, como dirían en los 80 los chilenos "Los prisioneros"

Al quedar desempleado, Chinaski continuamente va empacando sus escasas pertenencias en una antigua y maltrecha maleta y marchándose a probar suerte a otras localidades de la geografía estadounidense: Nueva York, Filadelfia, San Luis, Texas, Miami y por supuesto su querida y odiada Los Angeles a la cual siempre regresa una y otra vez y donde viven sus padres con quienes tiene pésimas relaciones.

Pero a pesar de estar inmerso en tan deplorable dinámica, Chinaski nunca ceja en su empeño de cristalizar su inclinación a ser escritor, aunque esté trabajando como almacenista, o de obrero de una fábrica de galletas para perros, o limpiando ventanas en un bar de mala muerte; siempre alterna estas ocupaciones con la escritura y envía continuamente sus relatos a las revistas literarias que admiraba: "Atlantic Monthly" "Harper's" y "Frontfire". Chinaski nunca renuncia a su vocación:

"En América siempre había gente buscando trabajo. Siempre había un montón de cuerpos utilizables para reemplazar a otros. Y yo quería ser escritor. Casi todo el mundo era escritor. No todo el mundo pensaba en que podía ser dentista o mecánico de automóviles... ....Casi todo el mundo usaba palabras y podía también escribirlas, en consecuencia casi todo el mundo podía ser escritor. Pero la mayoría de los hombres, por fortuna, no son escritores, ni siquiera conductores de taxi, y algunos -bastantes- desgraciadamente no son nada." Charles Bukowski. Factótum. 1975.

Su adicción por el alcohol va interfiriendo gravemente en los infames empleos que va logrando conseguir para poder sobrevivir: ausentismo, agresividad, lagunas mentales, paranoias, indiferencia: son los ineludibles efectos de un alcoholismo progresivo que le van costando a Chinaski cada precario, pero necesario empleo que va consiguiendo.

Un elemento importante en esta novela de Bukowski, así como en todas sus obras, es el humor, esa comedia negra, ese sarcasmo, esa mordacidad, un particular sentido crítico de la vida, tan agudo que le hace capaz de hacernos reír con situaciones verdaderamente desafortunadas:

"-No eres gran cosa - dijo él.
-Trata de repetirlo un día que no esté con resaca. Te correré a puñetazos por todo el patio.
-Muy bien -dijo-, ven un día fresco y limpito y veremos qué pasa.
Decidí no aparecer nunca por ahí fresco y limpito
". Charles Bukowski. Factótum. 1975.

Otro de los temas es su relación con las mujeres, de quienes dice que son mágicas. Chinaski en su sórdido mundo de pensiones de mala muerte, empleos miserables y borracheras, establece relaciones con prostitutas, o mujeres marginadas "recién salidas de un manicomio, o de un mal matrimonio" y es que tal y como él le sugiere a Manny, el personaje chicano con el que realizaba las apuestas en el hipódromo; Chinaski es partidario de que si lo que te gusta es fornicar, beber y apostar; debes buscarte mujeres a las que les guste lo mismo; aunque Manny acertadamente le responda: ¿quién quiere estar con una mujer así?.

Factótum es principalmente un manifiesto contra el hecho de que nuestra sociedad imponga parámetros según los cuales sólo se puede ser útil si trabajas en empleos convencionales, liberales, tecnócratas, los típicos trabajos que les gustarían a nuestros padres que tuviéramos: médico, ingeniero, abogado, funcionario público. No tiene cabida la vocación, ese apego a ejercer ciertas profesiones tan marginadas pero al mismo tiempo tan necesarias para la humanidad, como músico, escritor o incluso deportista. ¿Que tal si Quino fuese un empleado de oficina y nunca hubiese creado a Mafalda?, ¿o si Cervantes, Cortázar o Paul Auster se hubiesen tenido que dedicar a ser prósperos empresarios y nunca hubiésemos tenido al Quijote, Rayuela o Leviatán? Chinaski, en un fragmento de la novela, nos dice lo siguiente:

"La idea de sentarme enfrente de un hombre sentado detrás de un escritorio y contarle que deseaba un trabajo, y que estaba capacitado para hacer ese trabajo; era demasiado para mí. Francamente, estaba horrorizado de la vida, de todo lo que un hombre tenía que hacer solo para poder comer, dormir y vestirse". Charles Bukowski. Factótum. 1975.

Entonces, a pesar de tanta miseria, tanta borrachera y tanto cuadro depresivo, Factótum podría acabar siendo una invitación a creer en nosotros, en nuestros proyectos, en nuestras ideas, Bukowski en una de sus poesías nos dice: "si vas a intentarlo, recorre todo el camino, de lo contrario ni siquiera empieces" y esta es la filosofía de Chinaski, por encima de todo el lo que quiere es escribir. Ojalá yo hubiese sido así de persistente con mi vocación musical.

Por supuesto, existe una versión cinematográfica de Factótum, realizada en el año 2005 por el noruego Bent Hamer. Es una adaptación para la pantalla no sólo de Factótum sino de varias obras de Bukowski. El film según mi opinión es correcto, cinematográficamente interesante, con sólidas actuaciones sobre todo de quien encarna a Chinaski, el genial Matt Dillon; pero que en conjunto me parece demasiado "light" si lo comparamos con el libro.

En la película vemos a un Hank Chinaski apacible, resignado, sombrío, que habla muy poco, y cuando lo hace, habla casi a susurros, introspectivo. Creo que el Chinaski literario es más cáustico, más agresivo, más visceral. La película es como descafeinada, quizás demasiado atemperada en comparación a las miserias y los furiosos impulsos que podemos encontrar en la novela. Quien espere una adaptación fiel, como por ejemplo hizo Sam Mendes con "Revolutionary Road", quedará algo decepcionado, ya que la película empieza prácticamente a la mitad del libro; está ambientada en el año 2005, no en los años 50; y la acción transcurre siempre en una misma localidad, mientras que en el libro Chinaski se mueve por todo E.E.U.U.

No obstante, muchos de los diálogos reproducidos en el guión son bastante fieles, los planos que consigue Hamer tienen una estética interesante y las actuaciones de Lili Taylor y de Marisa Tomei son buenas, aunque ellas me parezcan demasiado atractivas para ser mujeres rotas, halladas un bar de mala muerte, y que acaban en la cama de un miserable borracho que no tiene ni un céntimo, cuestiones del cine.