lunes, 25 de mayo de 2009

Relato "El caballo y el rio"


Este relato es un simple ejercicio que realicé para el taller de guión de cortometrajes. La idea era diseñar una escena totalmente visual, de aproximadamente un minuto de duración, en la que no hubiesen diálogos, y en la que un personaje tuviese que encontrarse con un problema y darle solución.


EL CABALLO Y EL RIO


1 EXT. SENDA – DÍA NUBLADO

En un día nublado, con llovizna, a última hora de la tarde, van un jinete, FACUNDO, 19 años, y su caballo, ZHIVAGO, un ya envejecido alazán, con pelaje de color cobrizo, curtido por algunas canas. Avanzan por una senda rodeada de árboles de gran envergadura, son parajes con muchos sonidos silvestres como cantos de pájaros y ranas. FACUNDO va silbando una triste tonada de arrieros.

2 EXT. RIO – DÍA NUBLADO

La senda es atravesada por un río que no tiene puente para atravesarle, por lo que debe hacerse a pie. Es un río rocoso, sus aguas tienen un aspecto de color ceniciento. Cuando se deja la senda, se accede al curso del río por una pendiente resbalosa, que suele tener algunos hierbajos.

Al entrar a la pendiente, FACUNDO pone una expresión de terror, ya que se da cuenta de que súbitamente el río ha tenido una crecida enorme, y que el caudal y la corriente han aumentado de manera brutal. No pudo ver la enorme crecida del río porque el sol ya estaba prácticamente puesto y se encontraban en penumbras.

Inmerso ya en el interior de la furia del río, FACUNDO duda por un momento, voltea su rostro hacia la orilla del río que acaban de abandonar, no sabe si retroceder o terminar de cruzar el río, teme por su vida, pero decide seguir adelante y mediante una firme y vigorosa manipulación de las riendas, de la fusta y de los estribos arenga a ZHIVAGO a mantenerse con paso firme para poder salir por la otra orilla del río y salvar de esta manera sus vidas.

Pero las rabiosas aguas del río llegan ya a la altura del nivel del pecho del caballo. A mitad de camino ya, el ruido que hace el río es ensordecedor, la visión es dificultosa debido a la agitación de los borbotones de agua y sus golpes espumosos, los gestos y movimientos de FACUNDO denotan ya cansancio, menos vigorosidad, lo empieza a dar todo por perdido, cuando de pronto ZHIVAGO sorpresivamente emite un fuerte relincho y comienza a andar a paso veloz por el río y en menos de lo que FACUNDO tuvo la oportunidad de darse cuenta, se encontraba en la otra orilla del río, a salvo, entonces besa y acaricia con gratitud a su viejo corcel.

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