Recientemente, y gracias a mi grupo de lectura, he descubierto un libro ya antiguo, pero que me ha cautivado, se trata de la obra de Dino Buzzati llamada "El desierto de los tártaros". Una novela sobre los sueños frustrados, sobre el paso inevitable del tiempo, de como el reloj nos muele la vida sin tregua, sigue su curso de manera inexorable, establece ciclos, círculos de tiempo.
Cuando somos adolescentes y vemos el resto de nuestra vida como un período inmenso en el que todo nos parece conquistable, derrochamos tiempo, nos parece un recurso inagotable, pero es una cruel ilusión, quizás lo que pasa es que la huida del tiempo es tan imperceptible que nos engaña, es como aquello de la rana hervida.
Igual que le sucedía al Teniente Giovanni Drogo en su Fortaleza Bastiani, la mayoria de nosotros tenemos miedo al cambio, esperamos inútilmente batallas que nunca llegan, y aunque esa espera nos causa un profundo desasosiego, preferimos la estabilidad y comodidad de lo conocido en detrimento de explorar nuevas posibilidades que podrían facilitar cumplir nuestros sueños, así nos vemos atrapados en empleos que no nos gustan, en relaciones sentimentales que no nos llenan, y en general, en un cúmulo infinito de insatisfacción. Aún así damos por hecho que tenemos derecho a una cuota de gloria en nuestros caminos, a esos 15 minutos de fama que decía Andy Warhol. Pero en nuestro caótico universo no podemos dar nada por sentado, no todos conoceremos el fragor de la batalla, no todos hemos nacido para ser héroes.
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